XXY trata de Alex, un intersexual criado como niña que intenta definir su identidad de género y entenderse, mientras su familia, y unos amigos de ellos, toman decisiones por ella.
La película de una narrativa ágil y emotiva te lleva por distintos estados y cuestionamientos, verla es reexplorar la propia sexualidad, dejar de lado el biologicismo y los roles impuestos para centrarnos en la identidad de género, esa que es personal.
Sin pudor y de una valentía genuina, Lucía Puenzo logra adentrarnos en el mundo interior desconocido de quienes tienen por condición ambos sexos, sus problemas, miedos y dudas.
Casi al final de la cinta, el padre de Alex le dice que elija lo que elija ellos la van a apoyar, mientras que ella plantea la gran pregunta "¿Y si no hay nada que elegir?"
Sino hubiera nada que elegir solo tendría que buscar el complemento que lo/la buscara con la misma fuerza que el/ella, diría Platón en El banquete.